No es lo usual que dentro de la administración pública existan engaños, timos y fraudes.
Mis amigos siempre han dicho que eso no es parte de nuestra sociedad. Lo decían hasta hace poco tiempo. Y en eso, pensaba que tenían razón.
Ahora comienzo a dudar. Comienzo a dudar cuando veo los programas de investigación y veo engaños de todo tipo en referencia a múltiples temas, desde licencias de construcción hasta oposiciones. Todo parece un gran timo, los políticos se han convertido en timadores especializados en cometer fraudes a la administración pública. Eso me da miedo.
Se abrió una oposición. Un amigo al que le he estado ayudando a prepararla dijo que presentaba él la documentación necesaria para participar en el proceso de selección. Aportó todo pero parece que unos y otros de los que estaban encargados de llevar a cabo el proceso parece que le dan a entender que en vez de entregar la documentación les entregó un paquete de regalo envuelto en papel rosa y cinta verde cuyo contenido podía ser relegado al olvido, guardado en lo profundo de un cajón o tirado a una papelera.
A mi me tenía sin cuidado la estructura de la administración pública. Me importaba que fuese eficiente, legal, y que no tratase de forma diferencial a la gente. ¡Qué engañado estaba!
No me dí cuenta de mi error hasta que ese amigo al que estaba ayudando a prepararse se dio cuenta que en una de los sitios donde presentó esa documentación le hicieron la Pascua. Se la hicieron de forma literal. Primero, hizo ruido, se enfado, lanzó pestes y reclamó. Cuando volvió a casa, temblaba y yo sólo pude recomendarle que enviase una reclamación a instancias superiores.
Pero, tengo que contar que esa reclamación sirvió de poco. Como si de una pelota se tratase en un partido de tenis a él comenzaron a enviarle de un lado a otro entre las personas cuyo puesto laboral fue aprobado en su momento y los representantes políticos. Unos decían que los otros habían cometido fraude, los otros que no era competencia suya dentro de la administración, que su aportación era algo muy pequeño en la máquina administrativa.
Ciertamente, me sentí muy molesto por mi amigo. Después vi en una canal de televisión como estaban regalando plazas en la administración pública a niveles semejantes al que mi amigo se había presentado. Me puse furioso, pues entendí lo que había pasado en su caso, y me alegré en cierto grado de estar en ese momento al otro lado del Atlántico.
Era verano y yo todavía estaba lejos de mi amigo, en una playa tranquila practicando lo que más me gusta: la natación. Mientras paseaba por la playa secándome, pensé en mi amigo. Parecía que en su lucha contra la administración se dedicaba a barrer las virutas de los errores que otros cometían y le daban a entender casi que era un ignorante y un iluso, que no sabía ni siquiera multiplicar dos por dos. Decididamente tanto a nivel político como a nivel administrativo aquella administración merecía un suspenso en conducta.
El verano fue pasando y yo me informé por otro caminos sobre esa administración concreta. Parece que por su forma de actuar muchos se habían estampado contra ella como si Cassius Clay les hubiese pegado un puñetazo y noqueado. Había muchas irregularides en los procesos selectivos que no tenían más pies ni cabeza que dar trabajo a aquellos a quién le apetecía al político de turno. Refunfuñando al ver el inútil esfuerzo de mi amigo.
Analizando este caso y los que salen en los medios de prensa creo que puedo decir que en la administración pública desde su base hasta lo alto está llena de engaños, timos y fraudes administrativos, dando igual quién esté en el gobierno de esa administración a nivel político.
Ahora sobre la mesa queda lanzado el guante que permita subsanar todas esas irregularidades a todos los niveles. Hay cierto político que se hizo famoso por el "No, es NO". Tengo que decir que "no, ES NO" a actuar con ilegalidades, engaños, timos y fraudes en la administración.
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